por Mikel Sagarduy
17/diciembre/1.999
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Un rival para soñar. El Real Valladolid puede ser un buen referente para atisbar la ambición del equipo y, por supuesto, del entrenador. La situación es propicia y parecida a la que se dio con motivo de la visita al Calderón; allí regalamos el partido por falta de madurez en situaciones de bonanza. Los equipos pequeños a veces tienen estas cosas: se acostumbran a jugar tan al límite, que cuando se ven arriba actúan como si no tuvieran la obligación de seguir escalando posiciones y dejan pasar encuentros hasta verse de nuevo en la cola y volver a empezar.
Desde luego, si en Zorrilla se intenta pasear como en el Calderón, la derrota es segura. Los pucelanos viven su temporada más dramática desde el último descenso a segunda, alla por la temporada 91-92, aunque vienen de "enganchar" tres buenos resultados consecutivos: empate en la Romareda, victoria ante el Racing en casa y el último partido en el minuto 93, Rodrigo consiguio un punto de oro para su equipo en el otrora infranqueable Montjuïc.
A esto hay que añadirle que de los siete partidos disputados en casa, los albivioletas se han enfrentado a tres equipos grandes y a cuatro pequeños y de estos últimos el único que ha obtenido la victoria ha sido el Rayo, en su mejor momento de principio de temporada. Tanto Racing, como Málaga y Sevilla cayeron en Valladolid.
Su esquema más habitual, desde hace varias temporadas con Cantatore, viene siendo un 5-3-2. El entrenador Gregorio Manzano no se ha atrevido a modificar algo que hasta la temporada pasada funcionaba bien. El jiennense ha recibido ya varios ultimátums; el último tras su eliminación de la Copa a pies, precisamente, del Real Unión, y todos ellos los ha solventado a su favor.
Manzano es un buen entrenador al que le falta carácter. Recuerdo el último partido de play-off de ascenso a la Segunda División, de hace dos temporadas. Su equipo, el Talavera, se medía al Beasáin en Loinaz y con un empate ascendía matemáticamente. De no ser porque nos encontrabamos en mayo, cualquiera hubiera pensado que estábamos ante un "bolo " de pretemporada. El bueno de Manzano no pegó un mal grito y así, callandito, callandito...se le fue el ascenso en detrimento del Málaga. Eso sí, y para ser justos, hay que decir que la temporada regular y el propio play-off, hasta ese último encuentro, fue tan buena como la campaña que realizó el técnico al año siguiente en el Toledo.
De todas maneras, los malos momentos en Pucela no sólo los está viviendo el míster como propicia "cabeza de turco", sino que los mayores críticos de la afición vallisoletana se centran en Marcos Fernández, que ha pegado la "espantá" y ha cedido su sitio a otro hermano. La afición sostiene que desde la muerte del padre, la familia Fernández se mantiene en el club por un mero afán inversor y nunca por pasión.
La junta no reforzó el plantel al inicio de temporada y llevan varios años con la misma plantilla aunque, bien es cierto, que tanto Rodrigo, irregular pero resolutivo, como Congo han llegado cedidos del Madrid.
El once se parecerá a éste: Cesar- Torres Gómez, Pena, Santamaría, García Calvo, Marcos- Vizcaíno, Turiel, H. Lozano- Rodrigo y Peternac.
Como se puede ver, el máximo goleador, con siete goles, Víctor no podrá
jugar por lesión.
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